Haití es nuevamente escenario de saqueos y protestas por parte de cientos de habitantes de Puerto Príncipe, quienes salieron a las calles a quejarse por el incremento en los precios del combustible.
Los disturbios se acentuaron esta semana, promovidos por personas que exigen la renuncia del primer ministro, Ariel Henry. Los manifestantes cerraron con barricadas las calles, incendiaron edificios y destruyeron propiedad pública y privada, paralizando el país y obligando el cierre temporal de varias embajadas.
Crimen organizado
La situación empeoró después de que una de las marchas fuese dirigida por el jefe de la banda G-9, Jimmy Cherizier, alias Barbecue, uno de los criminales con más prontuario del país, que se dice está detrás de incontables mafias internas.
La poca estabilidad de la nación más pobre de América se tambalea, en especial por las necesidades de los habitantes, que convierte a los supermercados en los objetivos principales de la población enardecida.
Sin embargo, no fueron los comercios los únicos afectados. Turbas también arrasaron con el canal de la televisión pública, de donde sacaron equipos, destruyeron instalaciones y quemaron al menos tres vehículos.
Embajadas cerradas
La tensión obligó a las embajadas de España, Francia, República Dominicana y Canadá a cerrar sus puertas, mientras que el gobierno dominicano además reforzó la frontera en la isla que comparte con Haití.
Autoridades informaron que el jueves los disturbios se replicaron en la zona de Gonaïves, donde fueron saqueadas las oficinas de la ONG Cáritas, y las instalaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Frente al caos, la Policía Nacional no resulta suficiente para el control de la población, aunque intentaron hacerlo lanzando bombas lacrimógenas, que no lograron hacer retroceder o dispersar a los manifestantes.
Autoridades locales decidieron suspender el porte de arma, sin embargo los manifestantes insistieron en que no terminarán las manifestaciones, hasta sacar del poder a Henry.
Antecedentes
Ya en el 2018 los haitianos habían salido a las calles en protestas que terminaron en saqueos, también motivados a un incremento en el precio de los combustibles. Estas acciones obligaron a renunciar al primer ministro de entonces, Jack Guy Lafontant, el 14 de julio de ese año.
Posteriormente, en julio de 2021, el también mandatario, Jovenel Moïse, fue asesinado a tiros dentro de su residencia, después de intentar deportar a un grupo de narcotraficantes a Estados Unidos, como se conoció posteriormente.
Estas situaciones hacen del país caribeño, uno de los estados más inestables de la región, además del más pobre de todos.