Debido a un repunte de casos de COVID-19, unos cinco millones de residentes en varios distritos en Guangzhou, un importante centro de producción del sur de China, han recibido la orden de permanecer en sus casas.
Por ahora sólo un miembro de cada familia podrá salir una vez al día al exterior para comprar artículos de primera necesidad, anunciaron las autoridades.
La medida se decretó luego que la ciudad, que tiene una población de 13 millones de personas, reportó más de 2.500 nuevos positivos en las últimas 24 horas.
El transporte público y las clases se han suspendido en gran parte de Guangzhou, mientras que los vuelos a Beijing y a otras grandes ciudades fueron cancelados, según los reportes de la prensa estatal.
El brote en curso es el peor desde el comienzo de la pandemia que ha afectado a Guangzhou. La ciudad es la capital de la provincia de Guangdong, que es una importante potencia económica para China y un centro de fabricación mundial.
China mantiene su estricta política de “cero COVID” a pesar del número relativamente bajo de contagios que registra y de la ausencia de decesos ligados al coronavirus.
Las estrictas directrices han provocado choques ocasionales entre residentes y los funcionarios locales.
Las fronteras del país siguen en gran medida cerradas y los desplazamientos internos y el comercio se ven afectados por normas de cuarentena que cambian constantemente.
La paralización se suma a la presión financiera que ha interrumpido las cadenas de suministro internacionales y ralentizó notablemente el crecimiento de la segunda economía más grande del mundo.