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Día Internacional del Agradecimiento

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Un cuerpo en gratitud es un cuerpo sano (Foto: Universal)

Cada 11 de enero se celebra el Día Internacional del Agradecimiento; actitud que se relaciona con el reconocimiento de un beneficio que se ha recibido; un valor que ha sido históricamente foco de varias religiones del mundo ​ y ha sido tratado de forma extensa por filósofos de la moral.

Su conmemoración tiene como objetivo difundir el valor de ser una persona agradecida con los demás, bien sea con familiares o amigos, o incluso con personas desconocidas.

Aunque no se sabe el origen de esta celebración, el agradecimiento es reconocido y está visto como una tendencia humana muy apreciada entre musulmanes, cristianos, budistas, judíos, e hindúes. Estas culturas lo reconocen como el valor moral más importante del ser humano.

Por esta razón, es una de las emociones más comunes que las religiones aspiran a provocar y mantener en sus seguidores y se considera como un sentimiento religioso universal.

Algunos investigadores catalogan el agradecimiento como una cualidad que consiste en apreciar los aspectos no materialistas de la vida y la voluntad de reconocer que los demás desempeñan un papel en nuestro bienestar emocional.

La ciencia por su parte, ha ido más allá, y a través de algunas investigaciones han logrado evaluar cómo afecta la gratitud a las personas que la practican como algo consciente en sus hábitos y en su día a día, encontrando beneficios directos; un sistema inmunológico más fuerte, menos sentimientos asociados a soledad o aislamiento, además de disminuir la probabilidad de tener depresión o agotamiento.

Incluso estudios demuestran que expresar agradecimiento cambia la estructura molecular del cerebro, es decir, que al generar sentimientos de gratitud en los pensamientos, se activa el sistema de recompensa del cerebro, localizado en un área llamada Núcleo Accumbens.

Este sistema se estimula y pone en marcha una constante búsqueda de recompensas relacionadas con esa sensación de bienestar que ofrece la gratitud, favoreciendo a que este sentimiento aparezca más en la persona.

Además, el agradecimiento también pone en marcha las vías cerebrales para la liberación de la hormona conocida como oxitocina, la cual favorece el afecto, la tranquilidad y disminuye los niveles de ansiedad.

Asimismo, cuando el cerebro identifica que algo bueno sucede, se libera también otra hormona que recibe el nombre de dopamina, relacionada con las sensaciones placenteras. Por eso las personas que manifiestan gratitud, viven con un nivel elevado de emociones positivas, una gran satisfacción por la vida, vitalidad y optimismo.

A nivel hormonal, la acción de agradecer libera una gran cantidad de serotonina en nuestro cerebro, hormona que está relacionada con la felicidad y bienestar, incidiendo directamente al Sistema Nervioso Central de manera positiva.

Por estas razones, no sólo morales sino científicas y neurológicas es importante dedicar un día a la gratitud, tomando en cuenta que representa un valor positivo en el ser humano y una herramienta eficaz en el tema de salud física. Un cuerpo en gratitud muy probablemente sea un cuerpo sano.

El líder religioso y político tibetano Dalai Lama, distinguido con el Premio Nobel de la Paz, destacó en una frase "La raíz de todo bien crece en la tierra de la gratitud.”

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