Por estos días la mayoría de las casas, jardines y edificios del continente se llenan de colorido gracias a las brillantes hojas rojas de la flor de nochebuena o flor de pascua, es uno de los elementos más representativos de la Navidad.
Esta preciosa planta navideña es nativa de las regiones de Centroamérica y México y crece durante los meses de noviembre y diciembre en concordancia con la celebración de las fechas decembrinas.
La flor pertenece a la familia de las euforbiáceas y su nombre científico es Euphorbia pulcherrima. Cuenta con más de cien especies y pueden localizarse en países como Argentina, Nicaragua, Costa Rica, Perú, Venezuela, Estados Unidos, Cuba y España.
Se le considera un símbolo navideño ya que a su tradicional color rojo intenso para la iglesia católica simboliza la alegoría de la sangre de Cristo aunque también se le asocia con la alegría, la vivacidad y el fuego, elementos característicos de las festividades navideñas.
El origen
El origen de la flor de nochebuena se remonta en México, data de la cultura de los mexicas, quienes la conocían como “Cuetlaxóchitl” que en Náhuatl significa “Flor que se Marchita”.
Los historiadores coinciden que la primera vez que se conoció esta especie fue durante el Virreinato de Nueva España, cuando, en ese período, la iglesia católica empezó a adornar sus capillas con esta planta durante la época navideña.
Los curas, al notar que esta flor cambiaba la decoración y el ambiente festivo de las iglesias, decidieron exportarlas a Europa en 1678.
Actualmente esta flor, aparte de su rojo tradicional, se puede conseguir en blanco, rosado, salmón, entre otros.
La leyenda
Cuenta la historia que durante la época de la conquista española, en un pueblo del estado de Guerrero, México, vivía una pequeña niña humilde que año tras año esperaba con emoción la época navideña.
Un 24 de diciembre, la niña fue con sus padres a escuchar la misa de Nochebuena pero al no tener una ofrenda al niño Jesús, que era la tradición para esa época, salió a esconderse a unos arbustos donde rompió en llanto.
Minutos después, un niño se le acercó y le dijo que tomara un ramo de flores que estaban en los arbustos y se los llevara al altar donde estaba el Niño Jesús. Ella lo hizo y al entrar a la iglesia, misteriosamente las plantas cambiaron de color a un rojo intenso.
Muchos de los asistentes consideraron que eran las flores más hermosas nunca antes vistas.
Desde entonces la flor de nochebuena comenzó a ser utilizada en estas fechas y se extendió en todo México y en otras latitudes.
Otra leyenda cuenta que los gobernantes Nezahualcóyotl y Moctezuma cultivaban la flor de nochebuena en sus grandes jardines, pero en ese entonces la llamaban como “Cuetlaxochitl”.
En esa época se le consideraba a esta planta como la representación de la pureza, amor, ceremonia, medicinal y ornamental.
