Los líderes del G7 se comprometieron este domingo a invertir hasta 600.000 millones de dólares entre fondos públicos y privados en un plan denominado "Asociación para la Infraestructura e Inversión Global”, con el propósito de financiar e impulsar la infraestructura en los países de desarrollo durante cinco años y así, contrarrestar el proyecto multimillonario de la Franja y la Ruta de China.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden y sus homólogos del grupo, destacaron que este plan irá dirigido a países de Latinoamérica, el Caribe, África y el Indo pacífico. Pretenden ofrecerlo como alternativa al proyecto chino, mediante la modernización de las telecomunicaciones e infraestructura del sector para mejorar la conectividad entre Europa y Asia.
Este plan "ayuda a estrechar las necesidades de más de 40 billones de dólares en infraestructuras que necesita el mundo en desarrollo para 2035, y que se ha visto exacerbado por la pandemia de Covid-19", confirmaron voceros de la Casa Blanca.
Sin embargo, entre los líderes del G7 existen diferencias de opiniones sobre las acciones que se deben tomar frente a Pekín. En este sentido, el primer ministro británico, Boris Johnson, apoyó a Biden, junto con el jefe del Gobierno canadiense, Justin Trudeau, y el presidente francés, Emmanuel Macron de movilizar capital del sector privado para impulsar proyectos en cuatro ámbitos: el clima, la seguridad sanitaria, la tecnología digital y la igualdad de género. También se prevé contar con inversiones de instituciones financieras.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (BRI) es un esquema de infraestructura multimillonario que lanzó el primer mandatario Xi Jinping en el año 2013 que busca la inversiones y la modernización de varios países alrededor del mundo.
Para la fecha, más de 100 países han firmado acuerdos de BRI en proyectos de infraestructura como ferrocarriles, puertos, carreteras, entre otros.