El primer ministro de Israel, Naftali Benet y el ministro de Exteriores, Yair Lapid, anunciaron que propondrán una ley para disolver el Parlamento y adelantar elecciones legislativas, las quintas en los últimos tres años.
"El ministro Lapid y yo hemos decidido avanzar hacia la disolución del parlamento y convocar elecciones", anunció en su comparecencia conjunta en la sede legislativa.
La votación para poner fin a la legislatura se llevará a cabo la semana que viene -según coinciden los analistas políticos israelíes-.
Si logra ser aprobada por mayoría, como parece previsible, la convocatoria de elecciones se producirá automáticamente en torno al mes de septiembre.
No es un dato menor que parte de la decisión responde a la dificultad de mantener la amplia coalición actual: en la heterogénea asociación de ocho partidos están desde la derecha ultranacionalista a la izquierda pacifista, pasando por una formación árabe islamista.
Tras la noticia, la prensa hebrea especuló sobre la retirada de la política activa del actual primer ministro.
En su defensa, Naftali Benet ha reiterado sus intentos por salvar la coalición. “He quitado hasta la última piedra”, ha dicho.
Obviamente, también ha defendido los logros económicos y en materia de seguridad frente a las “agresiones de Hamás”.
Según los acuerdos internos, el actual ministro de Exteriores, Yair Lapid (ideológicamente de centro), pasará a ser primer ministro en funciones hasta que se constituya un nuevo gabinete.
Lapid –quien encabeza el partido con más diputados de la coalición- presentó un programa de gobierno centrado en mejorar las condiciones de vida de los israelíes agobiados por la inflación.
Netanyahu, que fue primer ministro de 1996 a 1999 y de 2009 hasta 2021, ha aparecido sonriente en televisión para celebrar la “gran noticia” de la caída del “peor Gobierno en la historia de Israel”.