Lituania, país ubicado al norte de Europa, junto al mar Báltico y miembro de la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), decidió no recibir más energía de Rusia, especialmente gas, petróleo y electricidad desde este 22 de mayo.
Este país se suma a otros que, en este caso, tendrá como fuentes alternas de electricidad las centrales generadoras de Suecia, Polonia y Letonia para cubrir la demanda de 16% de la electricidad que llegaba desde Rusia,
Con respecto al gas, una nueva tubería de cerca de 500 kilómetros de largo, comunica a Lituania con Polonia "Gas Interconnection Poland-Lithuania", que forma parte de un proyecto más amplio para seguir integrando a Lituania, Letonia y Estonia a los mercados energéticos europeos.
“El gasoducto une al Báltico con el resto de Europa”, señaló el presidente de la Asociación Lituana de Energías Renovables, Martynas Nagevičius; “significa que también vincula al Báltico con los problemas de Europa”, indicó, incluyendo el incremento de precios y como Europa trata de desvincularse del gas ruso éste escasea.
En 1990, Lituania fue la primera república en querer separarse de la Unión Soviética; cuando declaró unilateralmente su independencia, Moscú suspendió el envío de petróleo; racionaron la gasolina y algunas fábricas tuvieron que parar la producción, pero el embargo terminó tres meses después cuando Lituania inició conversaciones políticas con Rusia.
En el Báltico, la energía está ligada indisolublemente a la política de seguridad; “tenemos una historia difícil y complicadas relaciones”, señala Nagevičius; “quizás los lituanos siempre hemos sido algo desconfiados en lo que respecta a Rusia y Bielorrusia, así que Lituania ha invertido en proyectos de seguridad energética”.
