Las Madres (y Abuelas) de Plaza de Mayo, en Buenos Aires, Argentina conmemoran este 30 de abril su primera expresión de protesta frente a la Casa Rosada de gobierno (1977) exigiendo conocer el destino de sus hijxs desaparecidos en manos de la dictadura cívico-militar.
Azucena Villaflor de De Vicenti, convocó a otras madres quienes, como ella, sufrían porque no sabían, y en muchos casos aún desconocen, el trágico destino de sus hijas, hijos y también nietos, como se fue agregando al dolor de estas “sobrevenidas” luchadoras por la vida y la dignidad.
La valentía de esas damas fue mayor cuando fueron a la Plaza de Mayo, frente al “palacio” dictatorial del momento. El recinto estaba tomado por militares armados enviados por el general Jorge Videla, líder de los oficiales quienes, con apoyo estadounidense, tenían el control gubernamental de ese país suramericano.
Ese sábado había sólo una docena de mujeres pero como el estado de sitio prohibía la reunión de “más de dos personas” cuando los policías les ordenaron “circular”, literalmente ellas comenzaron a dar vueltas, en parejas, alrededor de la emblemática y fundacional Plaza de Mayo.
Se juntaron más mujeres y escogieron los jueves para repetir las marchas. Cinco meses después de iniciada su primera expresión colectiva de reclamo, en octubre de ese año, durante la peregrinación de Luján, decidieron identificarse entre la multitud, y se colocaron en la cabeza los pañales de tela de sus hijos desaparecidos.
Nació así otro símbolo que persiste con acciones organizadas de búsqueda de sus hijas, hijos, nietas y nietos, alcanzando significativos logros, entre ellos el de encontrar a varios descendientes de sus encarceladas y desaparecidas hijas embarazadas, así como el de enjuiciar a varios de los culpables por sus crímenes.
Según Sara Mrad, madre de la filial Tucuman: “Nunca nos apartamos de las huellas que nos dejaron nuestros hijos. Porque nuestros hijos no nos enseñaron sólo a luchar, nos enseñaron amar, esa otra forma de amor, el amor revolucionario que es esa fuerza y capacidad de construcción y de compartir”.
La lucha sigue y las Madres de la Plaza de Mayo no sólo siguen “dando vueltas” en memoria de sus descendientes y otros familiares, sino que crearon un poderoso movimiento político que se suma a luchas por la vida, justicia, dignidad, solidaridad y transformación social de muchos pueblos del mundo.