El país enfrenta crisis política económica e inundaciones (Foto: indiatoday.in)
“Fue un lapsus de seguridad”, dijo Ghulam Ali, gobernador provincial de Khyber Pakhtunkhwa, sobre el atentado suicida del lunes que arrojó más de 100 muertos y 225 heridos.
El asalto a la mezquita sunita dentro de una instalación policial es uno de los ataques más mortíferos de la historia reciente.
El ministro del Interior, Rana Sanaullah Khan, dijo que los investigadores sospechan que el atacante fue ayudado por alguien de las familias de los empleados del gobierno que viven en el complejo cerca de la mezquita.
Por su parte, el ministro de Defensa de Paquistán, Khawaja Mohammad Asif, acusó a los talibanes paquistaníes, conocidos por el acrónimo TTP, de llevar a cabo el ataque desde territorio afgano.
Hay que recordar que un comandante del TTP se atribuyó la responsabilidad pero horas más tarde, el portavoz de TTP, Mohammad Khurasani, dijo que no era política del grupo atacar mezquitas, seminarios y lugares religiosos y que quienes participaran en tales actos podrían enfrentar medidas punitivas según la política de TTP.
La explosión voló parte del techo y lo que quedó, se derrumbó e hirió a muchos más. La mayoría de las víctimas eran policías.
Los rescatistas trabajaron durante la noche y hasta el martes por la mañana, removiendo montones de escombros para llegar a los fieles que aún estaban atrapados bajo los escombros.
El bombardeo se produce cuando Pakistán se enfrenta a la crisis política y económica de una elección disputada y de inundaciones sin precedentes el verano pasado que mataron a 1.739 personas, destruyeron más de 2 millones de hogares y en un momento sumergieron hasta un tercio del país.
La violencia ha aumentado desde que los talibanes afganos tomaron el poder en el vecino Afganistán en agosto de 2021 cuando las tropas estadounidenses y de la OTAN se retiraron del país después de 20 años de guerra.