Sri Lanka sólo tiene reservas de gasolina para un día. La poca que le queda la usa para servicios esenciales, como las ambulancias.
La falta de combustible ha generado cortes en el suministro de energía eléctrica de hasta 15 horas diarias y el país está al borde de la bancarrota.
Al flamante primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, quien asumió el cargo hace menos de una semana, le ha tocado enfrentar este duro momento económico de la nación de 22 millones de habitantes. En un discurso televisado, informó que su país sólo tiene gasolina para un día y que necesitan urgentemente 75 millones de dólares para pagar importaciones esenciales.
“Los próximos meses serán los más difíciles de nuestras vidas. Debemos prepararnos para hacer algunos sacrificios y enfrentar los desafíos de este período”, manifestó en su discurso a la población.
No obstante, Wickremesinghe se mostró esperanzado en que el panorama mejore con la llegada de cargamentos de gasolina. Este martes llegó el primero que servirá para paliar la emergencia. Este miércoles y el próximo 1° de junio se esperan dos cargamentos de gasoil gracias a una línea de crédito proporcionada por India y luego se esperan dos envíos de gasolina en los días posteriores.
El primer ministro señaló que tres buques que transportaban petróleo crudo y fuel han estado anclados en la zona marítima del país desde hace más de 40 días y que trabajan para conseguir dólares en el mercado abierto para pagar estos envíos. Manifestó además, que Sri Lanka ha conseguido 160 millones de dólares de financiación por parte del Banco Mundial, pero no está claro si los fondos podrán utilizarse para el pago de combustible.
Por otra parte, indicó que actualmente una cuarta parte de la electricidad de la isla se genera a través del petróleo, por lo que existe la posibilidad de que los cortes de electricidad diarios se extiendan hasta llegar a las 15 horas al día. Todo este panorama, aunado a la alta inflación y la escasez de alimentos, medicamentos y de gas doméstico han desatado una ola de protestas en las calles.
La semana pasada murieron nueve personas y más de 300 resultaron heridas en choques con las fuerzas policiales. La violencia precipitó la dimisión del primer ministro, Mahinda Rajapaksa. Su hermano mayor, Gotayaba Rajapaksa, quien funge como presidente de Sri Lanka, nombró a Ranil Wickremesinghe, un parlamentario de oposición, como su sucesor en un intento por aplacar las protestas.
Wickremesinghe no es una cara nueva para el país pues ya ha ejercido el cargo en cinco oportunidades.