Un nuevo estudio publicado en la revista académica Sleep Health confirmó que tomar siestas durante el día pueden ayudar a mantener la salud mental a medida que envejecemos.
Los periodos cortos de sueño están vinculados directamente con un mayor volumen cerebral, lo que redunda en un menor riesgo de demencia y otras enfermedades, de acuerdo a un estudio conjunto entre la University College de Londres (UCL) y la Universidad de la República de Uruguay.
«Nuestros hallazgos sugieren que, para algunas personas, las siestas diurnas cortas pueden ser una parte del rompecabezas que podría ayudar a preservar la salud del cerebro a medida que envejecemos», señaló la autora principal Victoria Garfield, investigadora de la UCL, en un comunicado.
En cifras, la diferencia de las personas que toman una siesta y las que no, equivale a entre 2,5 y 6,5 años de envejecimiento, de acuerdo al estudio.
Los investigadores usaron una técnica llamada aleatorización mendeliana para estudiar las muestras de ADN y los escáneres cerebrales de 35.080 personas, entre 40 y 69 años que participaron en el estudio en Reino Unido entre 2006 y 2010.
Los investigadores analizaron secciones del código genético vinculados a la probabilidad de que las personas durmieran la siesta con regularidad y compararon los resultados con los que no.
Sin embargo, el estudio no revela las causas y los efectos, sino solo el vínculo entre la siesta y la salud cerebral. Además, los investigadores no tuvieron la información sobre la duración de las siestas de cada participante, que pudiera deducir si el sueño es util o perjudicial.
Los investigadores señalan especificamente que dormir una siesta corta de 5 a 15 minutis, a primera hora de la tarde, pueden generar beneficios.
¿Qué sucede con las siestas largas?
De acuerdo a estudios anteriores, quedó demostrado que hacer siestas largas con frecuencia o por periodos prolongados a lo largo del día, puede ser un signo de demencia precoz en adultos mayores.
En este caso, las personas adultas que dormían una o más de una hora al día, tenían un 40% más de probabilidad de desarrollar Alzheimer, con relación a los que no tomaban la siesta diaria, o lo hacían menos de una hora al día.
«Esto puede deberse a que, aunque tomar una siesta en sí no es perjudicial, muchas personas lo hacen porque duermen mal por la noche. Dormir mal por la noche se asocia a una peor salud, y las siestas no bastan para compensarlo», afirmó entonces el psicólogo clínico Michael Grandner en un comunicado